Es una tradición mexicana que se celebra cada año los días 1 y 2 de noviembre, en la que se honra a los difuntos.
Es una festividad que se celebra principalmente en México y en países latinoamericanos como Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala y algunos de América Central.
La Unesco declaró la festividad como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de México; Además de ser un símbolo de identidad nacional para todos los mexicanos.
Esta celebración quiere recordar cuán finitos somos, señalando que la muerte también es parte de la vida y por ella hay que celebrarla.
Esta celebración es originaria de la época prehispánica. En ese periodo, muchas etnias mesoamericanas rendían culto a la muerte.
Esta conmemoración inicia en la noche del 31 de octubre, se encienden velas, se realizan rezos durante la noche y se colocan algunas ofrendas a los familiares fallecidos.
Cuando llega la noche del 1 de noviembre, los mexicanos acuden a los cementerios o panteones para visitar a sus seres queridos.
La llegada de estas fechas sirven para que el turismo y la concurrencia de los visitantes a México aumente.
Si bien es cierto que las fechas de la celebración son entre los días 1 y 2 de noviembre, varios días antes los mexicanos acostumbran a realizar altares para conmemorar a los fallecidos hechos con papel picado recortado con figuras de esqueletos y calaveritas, comida y algunos objetos que la persona en cuestión dejó antes de partir al más allá.
También se hacen ofrendas por el día de los muertos, normalmente se usan flores como el cempasúchitl y la flor de terciopelo las cuales se cree que atraen y guían las almas de los muertos.
Otro muy común son los retratos o fotografías de las personas recordadas.
Fuente: Wikipedia