Es una modalidad de publicidad que suele incluir información equivocada o claramente falsa sobre un bien o servicio.
Su principal intención es la de generar confusión en el público y alterar su comportamiento como consumidor.
Por tanto, el marketing fraudulento está presente siempre que haya una intención de que los receptores hagan algo que nunca harían sí la comunicación fuera honesta.
Hay que destacar que existe una línea muy delgada entre el marketing engañoso y el marketing ilegal.
Ya que sus giros en el lenguaje consiguen en muchos casos no poder establecer un veredicto 100% objetivo de las intenciones comunicativas de una promoción.
En otras palabras, los creadores de estas campañas engañosas tienen muy en cuenta que deben mojarse del todo respecto a algún aspecto fraudulento de la comunicación.
Para detectar este tipo de «campañas» hay que tener en cuenta que como la mayoría de fraudes, el marketing fraudulento sigue un patrón también.
Uno muy común es cuando un producto o servicio tiene muchas opiniones favorables pero sus emisores no parecen usuarios existentes en la vida real, es completamente seguro que haya gato encerrado.
También en las reseñas, podemos observar que hay muchos comentarios genéricos sin ningún tipo de especificación que se podrían usar para cualquier producto o servicio, muchas veces en otros idiomas.
Otra herramienta muy usada son los banners de publicidad de baja calidad, con palabras clave muy remarcadas y directas.
Fuente: Community Castellon