Pensamos que las hojas de reclamaciones nos ayudan a solucionar los problemas para los consumidores, pero no siempre es la mejor opción.
La hoja de reclamaciones se utiliza para que la Administración de Consumo se conozca el motivo de la denuncia y estudie a la empresa. Intente que la empresa llegue a un acuerdo con el cliente, o bien sancione a la empresa por no cumplir con sus obligaciones.
Tramitar una hoja de reclamaciones tiene algunas virtudes. Como ya solo el aviso de ponerla, que hace que la empresa reaccione a la negociación. También servirá como prueba si finalmente la reclamación se lleva a juicio y se comprobará que se intentó encontrar una solución al problema del cual la empresa no quiso responsabilizarse.
Aunque tampoco te aseguran que realizando la hoja de reclamaciones vaya haber una solución favorable, sobre todo si es por algún problema económico y lo quieres solicitar.
No siempre hace falta ni se tiene obligación de utilizar. Se puede reclamar a las autoridades de consumo por escrito, aunque la hoja de reclamaciones siempre te facilita para aportar toda la documentación.
En algunas empresas como por ejemplo en los bancos, las compañías de telecomunicaciones, compañías de luz y gas, entre otras, no se pide la hoja de reclamaciones, si no que, directamente tenemos que dirigirnos al servicio de atención al cliente.
El procedimiento es intentar llegar a un consumo amistoso, pero si no tenemos resultado, pediríamos la hoja de reclamaciones.
En la hoja de reclamaciones se rellenan todos los campos. Se hacen fotocopias y se entregan a la Administración con las pruebas pertinentes, y en persona, en una Oficina Municipal de Información del Consumidor (OMIC).
Como último recurso, es ir por la vía judicial. Aunque hay que tener en consideración que son juicios lentos, caros, y si se pierde, pueden cargarte los costes de la otra parte.
La fuente: Ocu