La economía digital supone una forma de consumo y producción principalmente derivada de la aparición de las tecnologías.
El término economía digital se empleó a principios de los años noventa para hacer referencia a la forma en que internet afecta a los comercios o negocios, pero afloró más hacia la década posterior, cuando internet ya se convirtió en un más que imprescindible con la consolidación del big data, o el e-commerce, por ejemplo, que se implantaron de manera más que progresiva en nuestra sociedad.
La economía digital está compuesta por tres partes que son:
-La infraestructura: compuesta por hardware, capital humano, software….
-El e-business: que hace referencia a las prácticas de gestión empresarial que resultan de la incorporación de los negocios a las tecnologías de la información.
-El e-commerce: hace referencia a la comercialización de productos y servicios a través de internet.
Gracias a la economía digital han surgido nuevos modelos de negocios, que ciertamente guardan alguna similitud con los negocios tradicionales, pero que han acelerado su forma de proceder, como son: los servicios de pagos on-line, App stores, publicidad online, cloud computing, plataformas de intercambio entre particulares, o el e-learning.
Sobre las oportunidades de la economía digital hoy en día ya nada se discute: nuevas formas de negocio, nuevos productos y servicios, nuevas formas de empleo, nuevos oficios, etc.
No obstante, estas oportunidades también tienen aparejadas ciertos desafíos que afectan a toda la sociedad, como pueden ser confiar en el ecosistema digital, utilizar datos personales o el derecho a la propiedad de los mismos, seguros médicos solidarios, destrucción de empleos tradicionales en detrimento de nuevos oficios etc….
En conclusión, la economía digital y la digitalización de la economía son una magnífica oportunidad para nuestra sociedad, pero también introduce nuevos peligros o amplía otros existentes .
Fuente: debitoor.es