Historia de las vacaciones
Somos conscientes de los efectos positivos que tienen las vacaciones para descansar en nuestra salud física y mental, pero hasta la Primera Guerra Mundial, sólo los ricos podían permitirse el lujo de tomarse unos días o semanas de descanso para disfrutar de forma similar a como lo hacemos nosotros. Ahora tómate vacaciones.
Origen
Los aristocráticos romanos habían desarrollado estrategias para afrontar el calor del verano durante la época del imperio, una de las cuales era trasladarse a lugares más frescos como la playa o las montañas, donde se habían construido villas de verano.
Los jóvenes de familias acomodadas comenzaron lo que más tarde se convertiría en una tradición en el siglo XVII: viajar por Europa y más allá para conocer los lugares y monumentos que estaban estudiando.
A partir del siglo XIX, la burguesía amplió la horquilla social que tomaba las vacaciones de verano, lo que eventualmente coincidió con un cambio en la forma en que la gente pensaba sobre el mar.
Hasta ese momento, muchas ciudades costeras habían dado la espalda al mar, creyendo que era la fuente de todos los males y peligros, incluidos monstruos, enemigos, suciedad, escombros y la ansiedad que surge de vivir en un entorno implacable. Sin embargo, el agua era considerada una fuente de limpieza y salud en la medicina de esa época.
Los beneficios terapéuticos de los baños
Los spas fueron el foco principal del turismo inicial, pero pronto se pensó en el mar como un fantástico spa al aire libre.
Mientras los reyes de España intentaban escapar del calor de Madrid bañándose en las frescas aguas del mar Cantábrico, la nobleza del norte de Europa descubrió el sol y las cálidas aguas del Mediterráneo.
Fue así como la salud y la cultura, a las que se sumaba el ocio para mantener ocupados a los visitantes entre visitas y baños, se convirtieron en los dos pilares principales del turismo.
Fuente principal: muyinteresante.es