El MVP, se corresponde con las siglas producto mínimo viable, y es aquel que nos permite lanzar un producto o realizar un prototipo de producto o servicio, que pueda ayudar al emprendedor con sus productos antes de la salida de estos al mercado.
Un emprendedor antes de realizar una inversión muy grande de capital o la producción en masa de un producto, realiza este MVP y lo prueba en el mercado. Una vez testea en el mercado esta primera versión de su producto, cuenta con feedback real sobre el mismo, lo que le permite realizar las modificaciones y mejoras necesarias para contar con un mejor producto o servicio.
Además de poder testear la viabilidad de nuestro producto y si, efectivamente, funciona en el mercado, este Producto Mínimo Viable puede servir de argumento ante inversores.
No causaremos el mismo impacto en la búsqueda de financiación si contamos simplemente con una idea de negocio sobre el papel, que si podemos mostrarle un primer prototipo de nuestro producto e incluso métricas y tracción del mismo en el mercado.
En este sentido, el MVP además de servir de gancho ante los inversores puede hacer que los Business Angels detecten posibles mejoras que puedas hacer en tu producto o servicio y, por lo tanto, obtener feedback experto y cualificado.
Este Producto Mínimo Viable es uno de los conceptos básicos de la metodología Lean Startup, basada en eliminar las prácticas ineficientes y centrarse en producir productos o servicios que tengan aceptación en el mercado.
Se trata de un aprendizaje validado constantemente por los consumidores, para poder ofrecer aquello que verdaderamente quieren y necesitan los usuarios.
A través del MPV podremos validar el producto en su primera aproximación al mercado, identificando claramente las fortalezas de nuestro producto o servicio así como sus flaquezas y, estaremos a tiempo, de poder mejorarlo.
Es muy importante escoger el momento adecuado para desarrollar tu MPV. Si intentas desarrollarlo muy pronto, cuando apenas cuentas con capital, equipo o experiencia, lo más probable es que el resultado sea peor que nuestra idea y, todo porque no contamos con los recursos necesarios para desarrollarla.
En este sentido, el momento ideal para lanzarte a testear tu producto y servicio, es cuando tu proyecto emprendedor ya ha pasado una fase de maduración de la idea y una planificación rigurosa sobre cómo y dónde buscarás financiación, reclutamiento de recursos humanos, campañas de comunicación, proveedores, etc.
Fuente: Intelectium