Un mapa mental puede ayudarnos en nuestra labor diaria de manera muy positiva ya que podemos plasmar en un papel un diseño a modo de diagrama en el que podemos plasmar ideas, escribir palabras, diseñar tareas, realizar dibujos u otras opciones que vinculados a palabras clave que nos pueden permiten memorizar información sobre un tema en particular.
La estructura de un mapa mental sería partir de una idea inicial central, una palabra, y a partir de ahí, ir introduciendo puntos clave a modo de ramificaciones, que a priori utilizaríamos como una lluvia de ideas general.
Después de tener todos los puntos plasmados y recopilados en el papel, podemos centrarnos en qué puntos son los más destacables o prioritarios, y ordenarlos según su importancia. También podemos descartar u obviar las opciones que nos reporten menos valor según el objetivo a conseguir.
Además de ayudarnos a centrar y estructurar nuestras ideas para tener más claridad los mapas mentales funcionan muy bien para retener información, comprender de manera visual temas que a priori nos pueden resultar difíciles de entender, planificar el estudio u organizar alguna presentación o exposición.
Si no tenemos clara como definir la estructura podemos recurrir a herramientas o aplicaciones gratuitas disponibles on-line como pueden ser Freemind o Gitmind, o bien Mindly para dispositivos móviles.