En el corazón de la provincia de Guadalajara, Rillo de Gallo es un pequeño municipio que apenas cuenta con 41 habitantes, pero que guarda un secreto arquitectónico que sorprende a todo aquel que lo visita.
Este pueblo, casi desconocido incluso para muchos castellano-manchegos, alberga una joya modernista conocida como “El Capricho Rillano”, una casa que parece sacada directamente del imaginario de Antoni Gaudí. Aunque el célebre arquitecto catalán nunca pisó este lugar, su estilo vive en esta construcción gracias a Juan Antonio Martínez Moreno, un vecino que dedicó diez años a levantar esta obra inspirada en el modernismo catalán.
Curvas imposibles, mosaicos de colores, figuras de ranas, girasoles y serpientes decoran esta casa que parece más propia del Park Güell que de un rincón rural de Castilla-La Mancha.
Pero Rillo de Gallo no solo destaca por su arquitectura. Aquí también se encontró en 1896 la primera huella de dinosaurio descubierta en España, lo que añade un valor paleontológico único a su ya sorprendente patrimonio.
Naturaleza, historia y arte se dan la mano en este rincón olvidado, convirtiéndolo en un destino ideal para quienes buscan escapadas diferentes y llenas de encanto.
Fuente principal: msn