Los dedos de la mano no solo nos permiten escribir, agarrar o saludar. También tienen nombres con raíces históricas y culturales que nos conectan con el pasado.
Pulgar: el fuerte y oponible
Es el más distinto de todos. Más corto, más ancho y con solo dos falanges, su nombre viene del latín pollex, relacionado con pollentia, que significa fuerza. Gracias a él, podemos agarrar objetos con precisión.
Índice: el que señala
Su nombre proviene del latín indicare, que significa indicar o señalar. Es el dedo que usamos para apuntar, elegir o dar instrucciones.
Corazón: el emocional
El dedo corazón, está en el centro de la mano. En algunas culturas se creía que tenía una conexión directa con el corazón. Curiosamente, en latín se llamaba impudicus, usado en la Antigua Roma como gesto ofensivo… algo que aún perdura.
Anular: el del compromiso
Su nombre viene de anulus, que significa anillo. Tradicionalmente, es el dedo donde se colocan los anillos de boda, por la creencia de que una vena lo conecta directamente con el corazón.
Meñique: pequeño pero importante
Del latín minimus, significa el más pequeño. Aunque discreto, es clave para el equilibrio y la destreza de la mano. En algunas culturas, se usa para hacer la famosa “promesa del meñique”.
Fuente principal: lasexta