El arte de desconectarse de verdad

Las vacaciones son un momento destinado a desconectar. Sin embargo, si el teléfono móvil no descansa, nosotros tampoco lo hacemos. Puede ser oportuno activar el modo avión antes de salir de viaje y mantenerlo así hasta su regreso.

Empiezan las vacaciones, pero el móvil no se toma un descanso. Nos acompaña a todas partes: a la playa, a los museos, a la montaña y hasta a esos rincones que prometen desconexión y autenticidad. Lo usamos para guiarnos, para compartir lo que vivimos, para leer opiniones y, muchas veces, para seguir disponibles incluso cuando queremos desaparecer un poco del mundo.

Por eso, cada vez más personas eligen una alternativa diferente: no dejar el móvil en casa, pero sí apartarlo del viaje. Usarlo solo cuando es realmente necesario. Y así, redescubrir el placer de viajar con más atención, más calma y menos interrupciones.

Volver a viajar como antes, sin móvil, es redescubrir el viaje en su forma más pura. Es dejar que el mapa se convierta en conversación con los locales, que las fotos vivan en la memoria y no en la nube, que el tiempo se mida por el sol y no por notificaciones. Es perderse sin miedo, observar sin distracciones, y conectar con el lugar y con uno mismo.

No se trata de rechazar la tecnología, sino de elegir cuándo y cómo usarla. De recuperar el silencio, la sorpresa, la atención plena. Porque a veces, para avanzar, hay que desconectar. Y para recordar un viaje, hay que vivirlo de verdad.

Antes de salir, pon límites.

¿Y si me pierdo? Pues pasa lo que pasaba antes.

Dormir mejor, despertar distinto.

Viajar sin retransmitirlo todo.

El aburrimiento también forma parte del plan.

Viajar así no es una rareza, es una elección.

Respira profundo. Estás aquí. Estás ahora. Y eso es suficiente

Fuente: msn

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